February 22, 2019
Mexico City, Mexico
Volví a trabajar en casa desde hace un mes por razones que no tiene caso recordar. Lo primero que hice hoy fue ver mi celular, esperando que durante la madrugada alguien me escribiera con una oferta real de trabajo fijo o que el banco me notificara que mi liquidación estaba lista. En cambio, sólo tenía memes de mis amigos enviados, probablemente borrachos, a las 2 de la mañana, una postal religiosa enviada por mi madre a través de WhatsApp con un tierno ¡buenos días! y peticiones de uno de los varios editores que tengo ahora para conseguir un ingreso decente.
I started working from home again last month for reasons not worth getting into. The first thing I did today was look at my phone, hoping that at some point overnight I’d received a (real) job offer or a notification from my bank, letting me know that my severance pay had gone through. Instead, the only thing I’d gotten were memes from my—probably drunk—friends at 2 a.m., a religious e-card WhatsApp from my mother accompanied by a tender “good morning!” message and requests from one of the various editors on whom I now rely to earn a decent living.
Vivo en este departamento de la colonia Doctores, al centro de la ciudad, desde hace 5 años. Es muy pequeño; mide cerca de 52 metros cuadrados, algo que aprendes a dimensionar una vez que buscas casa en la Ciudad de México.
I’ve lived in this apartment in Doctores colonia, in the middle of the city, for the past five years. It’s really small—roughly 52 square meters, something you learn to size up once you start house-hunting in Mexico City.
Mi casa tiene sólo tres ventanas; una en cada cuarto y una en el comedor. Las tres dan a los edificios y vecindades que nos rodean. La luz natural sólo da un par de horas, entre las 10 de la mañana y la 1 de la tarde, y diría que esa es la mejor hora para trabajar excepto que en mi unidad habitacional, a veces, hay problemas con el agua, cuando falta sólo tenemos acceso a ella durante un par de horas al día: 6 de la mañana, 2 de la tarde y 8 de la noche; un horario pensado para abastecer a quienes no trabajan en casa y son mayoría.
My apartment has only three windows; one in each bedroom and one in the dining room. All three look out onto the buildings that surround us. We only get natural light for a few hours, from 10 a.m. to 1 p.m., and I’d say that that is the best time to get work done, except that in my unit we sometimes have issues with the water: some days, we can only get water at 6 in the morning, at 2 in the afternoon, and again at 8 p.m.; a schedule designed to accommodate people who don’t work from home.
En menos de un año, alrededor de mi edificio construyeron tres complejos de departamentos, hice cuentas y creo que son más de 200 nuevos vecinos con los que tenemos que compartir el agua. Esto me obligaría a levantarme cerca de las 6 de la mañana para bañarme y hoy no tuve intenciones de hacerlo.
In less than a year, they built three apartment complexes around my building. I tallied them up one day and think there are more than 200 new neighbors with whom we must share our water. This means I’d have to get up close to 6 in the morning to bathe, and today I had no intention of doing that.
Tengo un vecino que también trabaja en casa, lo sé porque todo el día lo vi sentado en su escritorio. Igual que yo, hoy sólo se levantó a la cocina por un vaso de agua o, tal vez, era una cuarta o quinta taza de café. Nunca he podido verle la cara, sólo su silueta porque tiene una cortina blanca en la ventana de su comedor. Creo que es escritor o diseñador gráfico, aunque también podría ser webcam boy o músico de Soundcloud, nunca lo he visto salir de su casa. Su caso es un desperdicio porque él es de los afortunados que tiene dos ventanas que dan a la calle ¡la calle!
I have a neighbor who also works from home. I know this because I see him sitting at his desk all day. Just like me, today he only ever got up to get a glass of water (or, maybe, his fourth or fifth cup of coffee) from the kitchen. I think he’s a writer or a graphic designer, though it’s also possible that he’s a webcam boy or a Soundcloud musician. I’ve never seen him leave the house. His view is wasted on him. He’s one of the lucky ones whose windows look out onto the street—the street!
Hoy fui a comer a la misma fonda que voy desde hace años, se llama “La Fama” aunque a mí me gusta llamarla simplemente “Fama”. Pedí consomé de verduras, codito a la crema, carne de res en chile morita con frijoles, nopales y agua de guayaba. Desde hace unos meses dejaron de dar postre porque “todo subió de precio”, o al menos eso dicen los carteles de sus paredes. Chucho fue el mesero estrella por casi 10 meses, pero después de unas vacaciones en Semana Santa ya no volvió. Me imaginé que se había quedado en alguna playa a iniciar su propio restaurante, aunque no lo sé en realidad.
I went to have lunch at the same place I’ve been going for years. It’s called “La Fama” though I like to call it simply “Fama.” I ordered vegetable soup, codito a la crema, steak in chile morita with beans, nopales and guayaba juice. A few months ago they stopped offering dessert because “all prices have gone up,” or at least that’s what the signs on the wall say. Chucho was the star waiter there for nearly 10 months, but he never returned from a vacation he took over Holy Week. I imagined that he’d stayed behind on some beach and opened his own restaurant, but the truth is I don’t know.
Yuli es la mesera que antes sólo atendía las mesas de la parte trasera, en la que nadie se quiere sentar precisamente porque no hay ventanas, pero tras la renuncia de Chucho le dieron la mejor parte de la fonda: el frente.
Yuli is the waitress who used to only handle the tables in the back, the ones no one wants to sit at because there aren’t any windows back there, but after Chucho quit they gave her the best section: the front.
Cuando estoy borracha, cuentan algunos de mis amigos que empiezo a hablar de Fama como si fuera el mejor restaurante de México, porque en mi mente sí lo es. ¡Dan agua fresca recién hecha, nada de kool-aid o jarabe de horchata!
Some of my friends say that when I’m drunk I start to talk about Fama as though it were the best restaurant in Mexico, because in my mind it is. They serve fresh-made agua fresca, not kool-aid or horchata syrup!
Para quien no lo sepa, esta zona de la colonia es conocida como la “Ciudad Judicial”, aunque la gente sólo le dice “zona de tribunales”. Hoy fue un día concurrido en Fama, especialmente por la presencia de abogados, carpetas, trajes brillosos, maletines, pelos engominados y zapatos formales. Una mesa de lo que parecía eran tres abogados se refirió todo el tiempo a Yuli como “chaparrita” y los odié.
For those who don’t know it, this part of the neighborhood is known as “Judicial City,” though locals call it “courts place.” Today was a busy day at Fama, due especially to the presence of folders, shiny suits, briefcases, gelled hair and dress shoes. A table of what looked like three lawyers spent their whole meal referring to Yuli as “shorty” and I hated them.
La buena noticia es que hoy, además de los abogados, fuimos a comer las mismas personas que diario llegamos; los mecánicos del taller de al lado y algunas familias, ya nos conocemos pero nunca nos saludamos, mucho menos si nos vemos afuera de Fama, excepto el músico, a él me lo encontré hace una semana en un café de otra colonia y hasta me preguntó que cómo había estado, aunque no sé si fue porque le di dinero después de que cantó, tiene una excelente voz pero la desperdicia con trova.
The good news is that today, in addition to the lawyers, the rest of the regular crowd showed up too; the mechanics from the garage next door and some families, too. We all know each other but we never say hello, much less if we see each other outside of Fama. Except for the musician—I ran into him a week ago at a café in another neighborhood and he even asked me how I had been, though I’m not sure if this is because I gave him money after he sang. He has an excellent voice which he wastes on trova.
En la noche después de terminar de enviar propuestas editoriales, artículos y pasar una hora en Instagram me dio ansiedad por no poder ver la calle y sólo escuchar, a lo lejos, lo que estaba pasando. Mi remedio fue salir de nuevo, sentarme en la banqueta de la tortillería que está en la esquina y comerme una bolsa de palomitas con una coca cola de lata que compré en la tienda de Don Santa Muerte, orgullosamente bautizada por mí, porque el dueño, un hombre mayor, tiene una pequeña estatua de la Santa Muerte junto a la caja donde guarda el dinero.
At night, after finishing up some pitches and spending an hour on Instagram, I felt anxious about not being able to see the street but only hearing what was happening, from far away. My medicine was to go out again, sit on the bench at the tortillería on the corner and eat a bag of popcorn with a can of Coke that I bought at Don Santa Muerte’s—a name of my own proud coinage, because the owner of the shop, an older man, has a little statue of the Santa Muerte next to the cash register.
Don Teo, su verdadero nombre, llevaba meses ausente por razones que nunca pude investigar con ningún vecino. Su hermana, que se quedó a cargo de la tienda todo ese tiempo, me dijo una vez que “había estado malo” y me pregunté si se refería a una grave enfermedad o a la cárcel, aunque tal vez sólo se fue a la playa unos meses o se cansó del mundo de los abarroteros. Por suerte mía, hoy volvió a la tienda y me recibió con un bello gesto de indiferencia.
Don Teo—his real name—disappeared for a few months for reasons I could never quite figure out with the neighbors. His sister, who remained in charge of the store during his absence, told me once that “he hadn’t been well” and I asked myself if that meant a serious illness or jail, though maybe he just went to the beach for a few months or got sick of the world of grocers. Luckily for me, today he was back in the store and welcomed me with absolute indifference.
–¡Don Teo!– le dije.
–Mmm, sí, qué tal– respondió.
“Don Teo!” I said.
“Mm, yes, how are you,” he responded.
Lógicamente Don Teo no sabe que en mi casa (y en el internet) se le conoce como Don Santa Muerte. Es un hombre calvo, chaparro y con cara de enojo permanente, por lo que mi novio otro apodo: “el Joe Pesci de la Doctores”, y es que sí son igualitos.
Naturally Don Teo doesn’t know that in my apartment (and on the internet) he’s known as Don Santa Muerte. He’s a bald man, stout and with a permanently annoyed expression, which led to my boyfriend giving him another nickname: “the Joe Pesci of Doctores,” and the truth is they do look alike.
En su tienda hay de todo, vende queso Oaxaca, papas, refrescos, cigarros, presta envases de caguama (cerveza), garrafones y su horno de microondas para hacer palomitas. Su hijo, Gibrán, una vez nos ayudó a conectar con unos mecánicos que querían vender una bicicleta usada.
In his store you can buy anything, Oaxaca cheese, potatoes, sodas, cigarettes. He loans out beer bottles, jugs, and his microwave, for making popcorn. His son, Gibrán, once helped us connect with some mechanics who wanted to sell a used bike.
Hoy que lo volví a ver, noté que estaba mucho más delgado de lo normal, sentado sobre unos huacales y comiendo guayabas de las mismas que vende. Su hermana fue la que me ayudó a preparar mis palomitas en su microondas, y antes de que pudiera hacerle plática, Don Teo se salió a terminar su fruta en la banqueta.
Today when I saw him again, I noticed that he was much skinnier than normal, sitting on some fruitboxes and eating some of his own guavas. It was his sister who helped me make my popcorn, and before I could engage him in conversation, Don Teo walked out to finish his fruit on the tortillería’s bench.
Volví a mi casa recordando que los primeros días que llegué a esta colonia, Don Santa Muerte tenía una alcancía en el mostrador principal de la tienda. Recolectaba dinero para pagar el funeral de un vecino de la tercera edad que había muerto solo en su casa, y dí diez pesos. Antes de hacer un drama mental por lo que pueda pasarle a Don Teo, tomé su regreso como una señal de buena suerte y lo escribí en Twitter.
I returned home remembering that in the first days after moving to the neighborhood, Don Santa Muerte had placed a piggybank in his store’s window. He collected money to pay for the funeral of an elderly neighbor who had died alone, at home, and I gave 10 pesos. Before I could come up with some mental drama for what might be happening to Don Teo, I took his return as a sign of good luck and wrote about it on Twitter.
Translated by Lucas Iberico Lozada